Como he dicho al principio los viejos remedios son los que priman en España. ¿Para que gastarse un montón de pasta en un medicamento que no funciona seguro si se puede hacer lo mismo con trasfusiones de un enfermo que superó la enfermedad?
A mí personalmente no me gustaría – y supongo que a ninguno de los lectores – estar en la piel de los sanitarios que están tratando a los enfermos. Ni mucho menos de los propios enfermos ni aunque tuviera dos libros de ZMapp o plasma. Lo que sí que creo es que si por una mala casualidad hubiera más brotes – Dios no lo quiera – no habrá plasma ni ZMapp para todos. Así que rezad porque esto se quede en una anécdota, un mal sueño, porque si no lo vamos a pasar realmente mal.
Corbeta María Pita
Nota: La historia completa sobre el suceso está descrito en la web de 'Muy Interesante'. Un fragmento del mismo lo presento aquí:
»Llevar la vacuna de la viruela al otro lado del mar suponía, sin embargo, todo un reto. Sin sistemas adecuados de conservación ni refrigeración, no parecía que hubiera forma de asegurar la supervivencia de la infectividad del virus. A mediados de 1803, la Junta de Cirujanos de Cámara aprobó su Derrotero para conducir con la más posible brevedad la vacuna verdadera y asegurar su propagación en los cuatro virreinatos de América, provincias de Yucatán y Caracas, y en las Islas Antillas. El ambicioso plan concebía la utilización de una cadena humana integrada por niños sanos que irían siendo inoculados sucesivamente con el virus extraído de las pústulas de los vacunados la semana anterior. Así se pretendía conservar el precioso fluido, en el organismo de aquellos pequeños.«
@eltiopacote
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